𝗥𝗼𝗰𝗸 𝘆𝗼𝘂 𝗹𝗶𝗸𝗲 𝗮 𝗵𝘂𝗿𝗿𝗶𝗰𝗮𝗻𝗲: 𝗦𝗰𝗼𝗿𝗽𝗶𝗼𝗻𝘀 𝗶𝗻𝗰𝗲𝗻𝗱𝗶𝗮 𝗦𝘁𝗮𝗿𝗹𝗶𝘁𝗲 𝗢𝗰𝗰𝗶𝗱𝗲𝗻𝘁 𝗲𝗻 𝘂𝗻𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲 𝗱𝗲 𝗹𝗲𝘆𝗲𝗻𝗱𝗮


Redactora Laura Sánchez; Fotografías Laura Sánchez y Óscar Lugo

El lunes 21 de julio la cantera de Nagüeles se llenó de electricidad, emoción y guitarras. Scorpions, los titanes del hard rock europeo, saltaron al escenario de Starlite para celebrar sus 60 años de carrera (no veahh la pechá de años), y regalaron al público una velada que ya forma parte del legado del festival y del corazón de todos los que tuvimos la suerte de vivirla.

No había butaca libre. Ni una. Con un grito de bienvenida - “Coming Home!” - la banda alemana abrió el concierto y, desde ese primer acorde, ya sabíamos que nada en la noche sería casual. “Gas in the Tank” nos recordó que siguen llenos de energía y que las nuevas generaciones también tienen su sitio en su repertorio. Pero fueron los clásicos los que terminaron de elevar la noche a otra categoría: “The Zoo”, “Coast to Coast”, “I’m Leaving You” y “Bad Boys Running Wild” fueron un homenaje a los 40 años del mítico 𝘓𝘰𝘷𝘦 𝘢𝘵 𝘍𝘪𝘳𝘴𝘵 𝘚𝘵𝘪𝘯𝘨. Sin discursos grandilocuentes ni artificios. Sólo rock, puro, honesto y brutal.

Klaus Meine, ataviado con una camiseta en cuya trasera se leía 𝘙𝘰𝘤𝘬 & 𝘙𝘰𝘭𝘭 𝘧𝘰𝘳𝘦𝘷𝘦𝘳, nos regaló la serenidad y la maestría de quien lleva toda una vida sobre las tablas. Rudolf Schenker y Matthias Jabs demostraron por qué sus guitarras forman ya parte de la historia del rock. Mikkey Dee nos hizo vibrar con un solo de batería de más de 15 minutos, y Pawel Maciwoda fue el sostén sólido que toda banda legendaria necesita.

El audiovisual se mereció una mención aparte, pues fue un miembro más de la banda creando momentos inmersivos y haciéndonos viajar a distintos entornos y momentos, incluso al mítico directo de la banda en el Madison Square Garden.

En la recta final, el auditorio se vino arriba con “Big City Lights”, “Blackout” y, por supuesto, esa tormenta imparable que es “Rock You Like a Hurricane”. Un momentazo que vino acompañado por la presencia en el escenario de un gran escorpión que parecía engullir a los miembros del grupo mientras se movía al ritmo de las canciones.

La cantera, con su acústica perfecta y su atmósfera íntima, fue un rugido unánime de fanes que no dejamos de corear cada acorde, cada palabra y cada historia hecha canción. Y es que lo que anoche vivimos fue un concierto de leyenda en el mejor lugar para vivirlo.

Gracias, Scorpions. Gracias, Starlite. Y gracias al rock.
Larga vida al rock. 🎸🤘

 
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